¿Y que hay de los besos que caminan por las calles? ¿Quién puede verlos pasar sin querer encarcelarlos?
En mis manos, vacías y ansiosas hay espacio para tomar cautivo el amor derrochado por parejas desdichadas que un día huyeron de sus responsabilidades y promesas de eternidad, y que al no encontrar consuelo, se derramaron sobre las calles desiertas y oscuras, sin consuelo ni cura, manchadas de soledad.
Aún me caben en las manos las sobras de esos besos secos y desgastados, que presumen su indecencia y se enorgullecen de tanta decadencia.
La pasión fue tanta que nos derretimos en el fuego de las ganas ilimitadas de ser amantes furtivos... y nos gastamos el tiempo siendo precavidos...
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