"El comerciante de las causas perdidas.

...y se siente uno como desgastado, con cierto desaire; como con unas desganas. Como si uno estuviera cayendo a un precipicio, aunque caer a veces trae consigo un cierto placer que produce el vacío en el estómago, pero estas desganas que siento no producen ningún tipo de placer, sino más bien una pesadez, o mejor, como un vacío, pero que consume, que carcome, que corroe y acuchilla; que arde como si hubiera fuego en tus entrañas y en tu sangre y que produce náuseas, que forman un taco en tu garganta que va desde el estómago hasta los labios y no permiten si quiera gritar, si quiera decir que duele, al menos crear un eco que logre ser oído en la distancia. 

Algo adentro explota y mancha de gris las miradas distantes que no alcanzan ni a imaginar la lucha que uno lleva en su alma, Miradas indiferentes que no logran ver el desgarre que se forma en el pecho como tratando de partir en dos no sólo el cuerpo sino también el espíritu y con él los sueños.

A lo lejos sólo se ve oscuridad y un camino empedrado que no permite dimensionar qué hay después de cada paso. Se ve una plaga revoloteando por los aires y raspando las paredes como queriendo escapar. Son plagas que una vez fueron mariposas de muchos colores y a las cuales el tiempo y las esperanzas rotas fueron tiñendo de negro sus alas, que hoy sólo son telas arrugadas hechas harapos.

La muerte se pasea distante, a la espera de algún alma desprevenida, pero muere de pena moral al ver el caos que impera en mis adentros… y no encuentra ningún creyente a quien arrastrar, ni a un fiel a quien decapitar; sólo logra llevarse algunas sobras de ilusiones perdidas y uno que otro trozo de esperanzas olvidadas.

Al final del día, cuando la vida hace recuento y va pasando cuenta de cobro, uno se entera que todo camino andado fue el mismo y que la oscuridad no permitió ver que siempre se caminó en círculos. Uno ve cómo los sueños del pasado fueron recogiéndose en migajas, destruidos por tanto pasar sobre ellos, se fueron convirtiendo en causas perdidas que se acumularon hasta el punto de obligar a parar la máquina de hacer sueños."

Un Personaje - David A. Bermúdez.