domingo, 3 de abril de 2016





Me encuentro de nuevo con las manos llenas de semillas que coseché con tanto esmero. Nunca dieron fruto y la tierra las expulsó descarada y estrepitosamente sobre mi rostro. 


La tierra era fértil y abundante; el agua era pura; el abono estaba fresco; las semillas tenían embriones apropiados. Pero las manos volvieron al medio estéril, y el infortunio de la naturaleza no quiso reproducir mala hierva. 

Ahora sólo hay dos opciones: 

Buscar nuevas tierras arriesgando echar a perder sus suelos... o cortar de raíz las manos que van pudriendo el aire y contaminando cada sueño. 




Un Personaje - David A. Bermúdez.

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